La rectora de CEF.- Santo Domingo, Patricia Portela, afirma que “sostener el liderazgo femenino requiere de preparación continua”, si bien admite que la “mejor educación” que hoy por hoy reciben las mujeres todavía “no ha contribuido lo suficiente para modificar la segregación ocupacional, que está profundamente arraigada en los países desarrollados y en desarrollo”, lo que, a su juicio, “es necesario que cambie”.
Así se manifestó durante su participación en el panel ‘Logros, perspectivas y desafíos de la mujer en las instituciones de educación superior de República Dominicana’, que convocó el Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología, el MESCyT, en el marco del encuentro “Las mujeres en la educación superior hoy. Logros y desafíos de las rectoras de las universidades dominicanas”.
En opinión de la rectora de CEF.- Santo Domingo, urge un “cambio de percepción” para que las sociedades se transformen, y para ello “es clave buscar los referentes de mujeres exitosas, más referentes de mujeres líderes” al mismo tiempo que “un adecuado acompañamiento desde el hogar”.
“Con frecuencia”, agrega la rectora Portela, “pregunto en diferentes espacios ¿qué es lo primero que les llega a la mente cuando escuchan el término mujer? Y la mayoría suele pensar en madre, abuela, esposa, lo que nos indica que necesitamos promover más referentes de mujer científica, ingeniera, empresaria, gobernante, artista, atleta… que ayuden a ampliar el abanico de posibilidades y a que más mujeres se empoderen”.
Portela reflexionó sobre cómo desde muy pequeña su padre, “que es un gran lector, leía junto a ella y analizaba libros. A los 11 años me invitó a leer 'Sobre la cuádruple raíz del principio de razón suficiente', de Arthur Schopenhauer; me hablaba del 'Eclesiastés de la Biblia', de 'El Arte de la Prudencia', de Baltazar Gracián, de Séneca, de las 'Memorias de Adriano', de Marguerite Yourcenar, entre otros, al tiempo que mi madre me motiva a ser perseverante para alcanzar mis metas”. En este marco de convivencia, confesó que nunca recibió algún indicio de que existía limitación por ser mujer.
En este punto, remarcó que “para que se sostenga en el tiempo el liderazgo femenino se requiere de la preparación continua”. A su juicio es ahí donde las universidades juegan un rol esencial, a partir de su compromiso por ofrecer programas de formación actualizados que promuevan la calidad de los aprendizajes, “brindando las herramientas necesarias para enfrentar los retos de este mundo cambiante”.
La rectora Patricia Portela se muestra en este contexto esperanzada y optimista de cara al futuro: “Con buena formación y modelos de liderazgo femenino, contribuimos a que cuando pensemos en la palabra mujer nos lleguen a la mente nombres como Ercilia Pepín, Evangelina Rodríguez Perozo, Ángela Merkel y, por qué no, las Reinas del Caribe que tantos triunfos nos han brindado en los últimos años”.
“Considero que hemos experimentado una evolución positiva con el aumento sostenido en la participación de la mujer tanto en el plano local como internacional”, añade, y lo argumenta con datos objetivos, como que en los últimos 22 años en República Dominicana la vicepresidencia solo ha sido ocupada una vez por un hombre y tres veces por mujeres.
Así mismo, celebra a la primera alcaldesa de Santo Domingo en 500 años y, en el plano internacional, la ONU registra el doble de gobernadoras y primeras ministras que en 1995. De igual modo, la representación política de la mujer en los últimos 25 años se ha duplicado, lo que, en su opinión, “es un avance con oportunidades de mejora, pues apenas representa una mujer por cada 4 personas en los parlamentos, es decir, solo un 25%”.
De igual modo, pone en valor el desempeño de las mujeres en un ámbito tradicionalmente no muy a su alcance, la ciencia, donde subraya el crédito o reconocimiento al trabajo realizado por mujeres, “puesto que en el pasado muchos hallazgos científicos atribuidos a hombres los hicieron sus hermanas, esposas e hijas, como indicó la premio Nobel y neurocientífica, Rita Levi-Montalcini”.
Una contradicción notoria es que, a pesar de que a las mujeres se les asignan roles estereotípicos en la cocina del hogar, los puestos más prestigiosos en la industria de los restaurantes “les son relativamente ajenos a las chefs”. De este modo, en 2019 solamente 5 de la totalidad de chefs con tres estrellas Michelin, la clasificación más alta que se puede obtener, que aparecen en la conocida guía de restaurantes, son mujeres, lo que representa menos de un 4%, alertó.
A la pregunta de por qué resulta imperante aumentar la participación de la mujer en roles directivos, la respuesta surge prácticamente sola: “Entre muchas razones, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), las empresas con mayor número de mujeres en puestos directivos muestran un mejor rendimiento y productividad. ” Cuando el liderazgo empresarial es compartido entre hombres y mujeres, se generan mejores resultados. “Nos podemos quedar con esta idea: más mujeres, mejor rendimiento y productividad”, sentenció.
El Caso CEF.- UDIMA
El Grupo Educativo CEF.- UDIMA, al que pertenece CEF.- Santo Domingo, constituye un paradigma del rol que desempeña la mujer en el ámbito académico de un tiempo a esta parte. De acuerdo con datos del curso 2020-2021, del total de estudiantes de Maestría, 2.086 mujeres eran mujeres frente a 1.550 hombres, mientras que en Grado un total de 2.523 se matricularon frente a 1.755 hombres.
No obstante, aunque hay más mujeres estudiando que hombres, existe una dispersión en cuanto a titulaciones, sumando más hombres que mujeres en las carreras técnicas. La plantilla de esta institución académica está equilibrada entre hombres y mujeres en número, si bien hay desviaciones en su reparto, predominando en puestos más administrativos la mujer, fundamentalmente. Al ser una empresa de casi 45 años, tiene dispersión de edades, siendo especialmente el profesorado el que cuenta con personal de mayor antigüedad.
Por su parte, el grupo educativo cuenta con planes de igualdad, los cuales parten de un diagnóstico de la empresa en el que se analizan números de hombres y mujeres, edades y cómo se distribuyen en la pirámide de puestos. También se analiza si hay equilibrio entre directivos hombres y mujeres, así como la forma de distribución de los salarios.
Tras este análisis, los planes incorporan una serie de medidas de mejora con objetivos, plazos y personas intervinientes para llevarlo a cabo. Además, conllevan procedimientos de selección y plan de carrera para promocionar e intentar equiparar la plantilla. Los planes de igualdad incluyen formaciones en este ámbito para sensibilizar, y la elaboración de protocolos de lenguaje inclusivo y prevención del acoso.
La Comisión de Igualdad es, cada caso, en el CEF.- y en la UDIMA, el órgano encargado en la empresa de llevar a cabo los planes respectivos. Para ello debe contar con la opinión de los trabajadores que suele articularse a través de encuestas de clima.